¿Qué fueron las cruzadas?
¿Cómo fue la primera cruzada?
A fines del año 1000, muchos europeos pensaban que estaba por llegar el "día del juicio final". Temerosos de Dios, verdaderas multitudes de hombres, mujeres y niños respondieron al llamado del papa Urbano II, quien en 1095 convocó a los cristianos a liberar Jerusalén. Pero esta primera cruzada, llamada popular, fracasó y la mayoría de sus integrantes fueron masacrados sin poder acercarse a la Tierra Santa.
En 1096 señores francos y normandos forman un poderoso ejército. Sus jefes son Godofredo de Bouillon, duque de Lorena; Roberto, de Flandes; Raimundo, de Tolosa, y Bohemundo, de Sicilia. A esta cruzada se la llamó "señorial". Cuando llegaron a Bizancio, el emperador Alejo Conmeno les agradeció su presencia, pero por las dudas les hizo jurar que las tierras conquistadas a los turcos quedarían dentro de su imperio. La campaña fue un éxito y el 15 de julio del 1099 Godofredo conquistó la ciudad.
¿Qué hicieron los cruzados en Tierra Santa?
¿Por qué hubo tantas cruzadas?
Una de las cruzadas más recordadas fue la tercera, llamada "cruzada de los reyes", de la que participaron el emperador germánico Federico Barbarroja; el rey francés Felipe Augusto y el rey ingles Ricardo Corazón de León. Fue un importante ejemplo de la unidad religiosa de la Europa de entonces (1189), pero no lograron consolidar el poder europeo en la zona.
Santo Sepulcro", puesto que no era propio llevar corona de oro en el lugar donde Cristo fue coronado de espinas. La caída de Jerusalén causó una alegría grande en Occidente por considerar el hecho como la victoria definitiva sobre el Islam. Desde entonces, el reino de Jerusalén fue el amparador de los peregrinos cristianos y las Cruzadas posteriores fueron suscitadas para defenderlo de los ataques turcos. Eran feudatarios del reino de Jerusalén los condados de Edesa y Trípoli, así como el principado de Antioquía. Para el mantenimiento de este reino era preciso dominar las ciudades de la costa mediterránea y los puertos de Siria. Las ciudades marítimas del Mediterráneo; Pisa, Génova, Marsella, Barcelona y Venecia, facilitaron naves y mantuvieron un activo comercio gracias a las facilidades que recibieron por parte de los cristianos de Tierra Santa, quienes concedieron acuartelamientos, almacenes en los puertos, privilegios aduaneros y exenciones de impuestos.
De este modo, en las sucesivas Cruzadas, el interés comercial pesó tanto como el religioso. Cuando en 1144 Edesa cayó en poder de los turcos y el sultán Nuredín amenazó el reino de Jerusalén, una nueva oleada de emoción cundió por Europa. San Bernardo predicó la Segunda Cruzada que fue dirigida por Conrado III, emperador de Alemania, y Luis VII rey de Francia. El Ejército se componía de unos 150.000 hombres, pese a lo cual los resultados que obtuvieron fueron mezquinos. Conrado III estuvo a punto de perecer con sus tropas en Asia Menor, llegaron a Palestina diezmados y el emperador, enfermo, tuvo que regresar a Constantinopla. Los franceses fracasaron en su intento de atacar Damasco y se disolvieron.
LAS ORDENES MILITARES. La custodia y defensa de los territorios conquistados en Tierra Santa fueron confinados a milicias especiales de carácter mitad religioso mitad militar, que recibieron el nombre de Ordenes Militares. Todos sus componentes estaban sujetos al triple voto de obediencia, castidad y pobreza. Al frente de la Orden se hallaba un Gran Maestre que residía en Tierra Santa. Los fieles o miembros se dividían en tres grupos: caballeros, religiosos y hermanos. Los primeros tenían por misión acompañar y proteger a los peregrinos que visitaban los Santos Lugares, y luchar contra los infieles. El servicio divino de los castillos estaba encomendado a los religiosos.
Los hermanos atendían los quehaceres domésticos, cuidaban de los pobres y de los enfermos. La Orden de los Hospitalarios fue constituida por varios nobles franceses con el fin de atender a los peregrinos y cuidar a los enfermos. Más tarde esta Orden cambió de finalidad e intervino en las luchas contra los infieles y en la defensa de los territorios cristianos. Al evacuar Tierra Santa, se establecieron en la isla de Rodas e hicieron frente a los turcos por espacio de dos siglos. De todas las órdenes militares, la más famosa fue la de los Templarios, creada en 1118 por Hugo de Payens y nueve caballeros borgoñeses, con la misión de proteger a los peregrinos y limpiar los caminos de salteadores infieles. Su Gran Maestre residía en el mismo lugar donde se había levantado el templo de Salomón, de aquí el nombre de "templarios". La mayor parte de ellos eran franceses y vestían un manto blanco con una cruz roja colocada sobre la armadura. Su bandera era blanca y negra. Gracias a las herencias y donativos los caballeros templarios llegaron a reunir gran número de castillos y territorios en Europa y Oriente, pero esta prosperidad suscitó envidias y dio pie a toda clase de calumnias.
Felipe IV de Francia les acusó ante el papa Bonifacio VIII de herejía, impiedad, prácticas idolátricas, etc., hasta conseguir el encarcelamiento de sus miembros, que fueron juzgados por tribunales de la Inquisición. Las acusaciones se apoyaron en declaraciones obtenidas por el tormento, la amenaza de la hoguera o la promesa del perdón, por lo que acabaron confesando todo cuanto sus jueces quisieron. El Papa suprimió la Orden, cuyos bienes fueron cedidos a otras órdenes o al poder civil, sobre todo en provecho del rey de Francia. La tragedia de los Templarios fue debida a la falta de escrúpulos de Felipe el Hermoso, quien de esta forma vio saldada a su favor la suma de quinientas mil libras que adeudaba a los caballeros del Temple. En los reinos cristianos de España que, a la sazón, se hallaba empeñada en la Cruzada contra los musulmanes, también surgieron instituciones parecidas: las Ordenes de Santiago, Calatrava y Alcántara.
SALADINO: (ASÍ LE PUSE A MI GATO :)) A partir del año 1174 nuevas amenazas se cernieron sobre los cristianos de Tierra Santa, ya que Saladino (1137- 1193) un musulmán con talento y audacia reorganizó el ejército y conquistó Egipto, Siria y Jerusalén. (Saladino, el victorioso)
El rey de esta última ciudad, Guy de Lusignan, fue hecho prisionero por los musulmanes tras la batalla de Tiberíades. Saladino en persona arrancó la Cruz del Templo, mandó fundir las campanas y destruir las iglesias cristianas y purificar las mezquitas. La Iglesia entonces predicó con fervor la Tercera Cruzada, acudiendo al llamamiento tres soberanos famosos en la Historia: Federico I Barbarroja, emperador alemán; Felipe II, de Francia, y el rey inglés, Ricardo Corazón de León. Todos ellos eran monarcas valientes, poderosos y aguerridos; sin embargo, cometieron el error de no aunar sus fuerzas y presentar combates por separado.
Barbarroja murió al vadear el río Salef; Felipe II y Ricardo Corazón de León, lucharon entre sí con gran escándalo de la Cristiandad. El rey inglés, que era muy altivo, al ver un día la bandera del Duque de Austria, Leopoldo, izada en un torreón de San Juan de Acre, la arrancó echándola luego al foso de la fortaleza.
El duque reclamó satisfacciones y su mensajero fue despedido por el rey con un fuerte puntapié. Si bien Ricardo conquistó Chipre y derrotó a Saladino en Arsuf, no pudo recuperar Jerusalén, teniéndose que conformar con la estipulación de un tratado que permitía a los cristianos visitar el Santo Sepulcro, siempre que fueran desarmados y en pequeños grupos. Ricardo Corazón de León emprendió el regreso a Inglaterra disfrazado de peregrino, con sayal y largas barbas.
Cuenta la leyenda que al atravesar el territorio del duque de Austria fue descubierto y reducido a prisión en venganza del ultraje inferido a la bandera de Leopoldo, en los muros de San Juan de Acre. Blondel, trovador de Arras, cumpliendo el juramento que había hecho de encontrar a su señor, recorría los castillos de Europa cantando una canción conocida por el rey Ricardo. En una ocasión su canto fue coreado tras la ventana de un muro, descubriendo así el paradero de Ricardo Corazón de León, que poco después era rescatado por sus vasallos. La Cuarta Cruzada estuvo llena de intrigas, intereses políticos y mercantiles, escapando su dirección de manos del Papa, que tuvo que excomulgar a los venecianos por haber desviado la finalidad religiosa de la empresa. Éstos pusieron su Marina a disposición de los cruzados, a condición de que ganaran Constantinopla y estableciesen allí un imperio latino, como así sucedió.
ULTIMAS CRUZADAS. La quinta, iniciada por el papa Inocencio III y continuada por Honorio III, fue secundada por Juan de Brienne, rey de Jerusalén en el exilio, el duque Leopoldo VI, de Austria, y el rey de Hungría, Andrés II. El único resultado práctico fue la conquista de Damieta, después de un asedio memorable, sin que ello tuviese consecuencias para la Cristiandad. La importancia de las Cruzadas va disminuyendo a medida que nos acercamos a las últimas. La sexta fue dirigida por Federico II, de Alemania, a pesar de la oposición del papa Gregorio IX, que no quería ver convertido en caudillo de los cruzados a un rey como Federico que se hallaba excomulgado. Llegadas las fuerzas alemanas a Tierra Santa, su emperador siguió una política complicada y realista, usando más de la diplomacia que de las armas, concertando en 1229 una tregua de diez años con el sultán de el Cairo, Malek-el-Kumel, durante la cual los cruzados conservarían Jerusalén, Nazaret, Belén y otras localidades estratégicas. Jerusalén se declaraba ciudad santa para los cristianos, aunque se permitió la continuación del culto musulmán en las mezquitas.
La Séptima Cruzada fue propuesta en el Concilio de Lyon (1245) por el papa Inocencio IV, con el fin de recobrar la ciudad de Jerusalén, que había sido conquistada por los turcos. El llamamiento del pontífice tuvo un eco muy débil en Europa. Sólo fue escuchado por Luis IX, rey de Francia, quien movilizó un gran ejército y marchó hacia Damieta que fue tomada. Después de algunos fracasos y epidemias que descorazonaron a los cruzados, Luis IX cayó prisionero y pudo recobrar su libertad mediante el pago de un millón de escudos y la evacuación de Damieta. El fracaso había sido completo. Una vez en Francia, el rey francés organizó la Octava Cruzada, esta vez dirigida contra Túnez.
A los pocos días de desembarcar, San Luis fue atacado por la peste y murió ante los muros de la ciudad. Las Cruzadas, consideradas desde el punto de vista militar, fueron un verdadero fracaso toda vez que los Santos Lugares que se querían conquistar para la Cristiandad, continuaron en poder de los musulmanes. Sin embargo, las consecuencias indirectas de ellas fueron importantísimas en todos los órdenes de la vida y contribuyeron a transformar la sociedad y el pensamiento europeos. En el orden social y político ayudaron a la decadencia del Feudalismo; millares de señores murieron en las expediciones y los que consiguieron regresar quedaron empobrecidos, en incremento del poder real, que adquirió desde entonces una gran preponderancia sobre los nobles.
En el orden religioso contribuyeron a atenuar al fanatismo propio de la época y a crear cierta tolerancia, ya que los cruzados comprobaron que el infiel no era un hombre salvaje sino que en muchos aspectos vivía mejor que los europeos. En efecto, los orientales eran más civilizados en el orden científico y comercial que los cristianos, y éstos llevaron a sus tierras muchos conocimientos que fueron altamente beneficiosos: los damascos, telas brochadas, el terciopelo, los espejos, los vidrios artísticos, el papel, el azúcar de caña, el alcohol, etc., que en Europa sólo se conocían a través de los árabes españoles.
LOS CABALLEROS TEMPLARIOS
Varios años antes del reafirme de Jerusalén, en 1099, un grupo de caballeros había actuado como guías y protectores de los cristianos que peregrinaban a través de las tierras santas.
Esos Caballeros vivieron en una hostería cerca del Templo de Solomón en Jerusalén en el momento de la Primera Cruzada.
De ellos, cuyos nombres eran Hughes de Payns y Godofredo de Saint Omer, nace la idea de incorporar caballeros formalmente como una orden en 1119, tomaron el nombre de Orden de los pobres Caballeros de Cristo, pero fueron conocidos mas popularmente como Los Caballeros del Templo de Solomón o Los Caballeros Templarios.
Desde su nacimiento tuvo un fin militar, por lo que la Orden se diferenciaba a este respecto de las otras dos grandes órdenes religiosas del siglo XII los Caballeros de San Juan de Jerusalén y los Caballeros Teutónicos, fundadas como instituciones de caridad y militarizadas despues.
La Orden fue reconocida formalmente por la Iglesia en el Concilio de Troyes en 1128, y San Bernardo de Claraval, el clérigo más influyente de la época, fue comisionado para escribir los reglamentos por la que se debían regir.
San Bernardo tomó la causa del Templarios con entusiasmo, y Hughes de Payns fue el primer Gran Amo de la Orden.
La austeridad noble de los Templarios contrastó fuertemente con el lujo, vanidad, codicia y violencia de los caballeros seculares.
La idea de los monjes-caballeros militares se recibió con gran entusiasmo.
Un grupo de Templarios recorrió Francia y Inglaterra para reclutar a los miembros, y también para solicitar regalos de dinero y propiedades para que la Orden pudiera apoyar sus actividades militares en la Tierra Santa.
La Orden Templaria estaba encabezada por un gran maestre (con rango de príncipe), por debajo del cual existían tres rangos: caballeros, capellanes y sargentos.
Los primeros eran los miembros preponderantes y los únicos a los que se les permitía llevar la característica vestimenta de la Orden, formada por un manto blanco con una gran cruz latina de color rojo en su espalda.
Su servicio defendiendo el reino Cristiano de Jerusalén era distinguido, aunque un poco estropeado por sus malas relaciones con los Hospitalarios , que por el año 1240 se habían deteriorado a tal magnitud que caballeros de cada Orden estaban luchando abiertamente en las calles de Acre.
Invirtieron grandes sumas de dinero en la construcción de una cadena de castillos masivamente fortificados ,algunos de los cuales nunca fue capturado por el enemigo, pero fueron abandonados cuando los caballeros se retiraron de Palestina en 1291.
Fueron famosos por la ferocidad en la lucha.
Después de la Batalla desastrosa de Hattin en 1187, Saladín tomó a prisionero aproximadamente 200 Templarios y Hospitalarios, incluyendo a ambos Grandes Amos, y dio orden de ejecutarlos a todos. Con Jerusalén en manos de los musulmanes su cuartel general se localizó sucesivamente, en Antioquía, Acre, Cesárea y por ultimo en Chipre.
Como los Caballeros Templarios enviaban regularmente dinero y suministros desde Europa a Palestina, desarrollaron un eficiente sistema bancario en el que los gobernantes y la nobleza de Europa acabaron por confiar.
Se convirtieron gradualmente en los banqueros de gran parte de Europa y lograron debido a esto y a la exención del pago de impuestos y diezmos (no estaban sujeto a la ley secular, y sólo respondían al Papa), amasar una considerable fortuna. En 1307, sin embargo, el Rey Felipe IV se quiso adueñar de esa inmensa riqueza y saldar una cuantiosa deuda que poseia con ellos. Asi él y su canciller, Guillermo de Nogaret, confabularon para acusar a los Templarios de herejía y abolir la Orden.
Esto fue hecho; en 1307, todos los Templarios Franceses, incluido el gran maestre francés Jaques de Molay, fueron arrestados (sólo trece escaparon) y se les "interrogó" bajo tortura o la amenaza de tortura. La conspiración tubo éxito y todos los caballeros confesaron múltiples e increíbles crímenes que iban desde escupir u orinar en el crucifijo a sodomía.
Esos Caballeros vivieron en una hostería cerca del Templo de Solomón en Jerusalén en el momento de la Primera Cruzada.
De ellos, cuyos nombres eran Hughes de Payns y Godofredo de Saint Omer, nace la idea de incorporar caballeros formalmente como una orden en 1119, tomaron el nombre de Orden de los pobres Caballeros de Cristo, pero fueron conocidos mas popularmente como Los Caballeros del Templo de Solomón o Los Caballeros Templarios.
Desde su nacimiento tuvo un fin militar, por lo que la Orden se diferenciaba a este respecto de las otras dos grandes órdenes religiosas del siglo XII los Caballeros de San Juan de Jerusalén y los Caballeros Teutónicos, fundadas como instituciones de caridad y militarizadas despues.
La Orden fue reconocida formalmente por la Iglesia en el Concilio de Troyes en 1128, y San Bernardo de Claraval, el clérigo más influyente de la época, fue comisionado para escribir los reglamentos por la que se debían regir.
San Bernardo tomó la causa del Templarios con entusiasmo, y Hughes de Payns fue el primer Gran Amo de la Orden.
La austeridad noble de los Templarios contrastó fuertemente con el lujo, vanidad, codicia y violencia de los caballeros seculares.
La idea de los monjes-caballeros militares se recibió con gran entusiasmo.
Un grupo de Templarios recorrió Francia y Inglaterra para reclutar a los miembros, y también para solicitar regalos de dinero y propiedades para que la Orden pudiera apoyar sus actividades militares en la Tierra Santa.
La Orden Templaria estaba encabezada por un gran maestre (con rango de príncipe), por debajo del cual existían tres rangos: caballeros, capellanes y sargentos.
Los primeros eran los miembros preponderantes y los únicos a los que se les permitía llevar la característica vestimenta de la Orden, formada por un manto blanco con una gran cruz latina de color rojo en su espalda.
Su servicio defendiendo el reino Cristiano de Jerusalén era distinguido, aunque un poco estropeado por sus malas relaciones con los Hospitalarios , que por el año 1240 se habían deteriorado a tal magnitud que caballeros de cada Orden estaban luchando abiertamente en las calles de Acre.
Invirtieron grandes sumas de dinero en la construcción de una cadena de castillos masivamente fortificados ,algunos de los cuales nunca fue capturado por el enemigo, pero fueron abandonados cuando los caballeros se retiraron de Palestina en 1291.
Fueron famosos por la ferocidad en la lucha.
Después de la Batalla desastrosa de Hattin en 1187, Saladín tomó a prisionero aproximadamente 200 Templarios y Hospitalarios, incluyendo a ambos Grandes Amos, y dio orden de ejecutarlos a todos. Con Jerusalén en manos de los musulmanes su cuartel general se localizó sucesivamente, en Antioquía, Acre, Cesárea y por ultimo en Chipre.
Como los Caballeros Templarios enviaban regularmente dinero y suministros desde Europa a Palestina, desarrollaron un eficiente sistema bancario en el que los gobernantes y la nobleza de Europa acabaron por confiar.
Se convirtieron gradualmente en los banqueros de gran parte de Europa y lograron debido a esto y a la exención del pago de impuestos y diezmos (no estaban sujeto a la ley secular, y sólo respondían al Papa), amasar una considerable fortuna. En 1307, sin embargo, el Rey Felipe IV se quiso adueñar de esa inmensa riqueza y saldar una cuantiosa deuda que poseia con ellos. Asi él y su canciller, Guillermo de Nogaret, confabularon para acusar a los Templarios de herejía y abolir la Orden.
Esto fue hecho; en 1307, todos los Templarios Franceses, incluido el gran maestre francés Jaques de Molay, fueron arrestados (sólo trece escaparon) y se les "interrogó" bajo tortura o la amenaza de tortura. La conspiración tubo éxito y todos los caballeros confesaron múltiples e increíbles crímenes que iban desde escupir u orinar en el crucifijo a sodomía.
Después muchos caballeros retractaron sus confesiones pero era demasiado tarde; el daño a su reputación era renuentemente irreversible . En 1312 el Papa Clemente V estaba de acuerdo en emitir una bula papal que suprimiese la Orden y sus miembros fueron quemados en la hoguera.
El Papa pidió que las propiedades de los Templarios sean dadas a los Hospitalarios, pero aunque esto se hizo en Alemania, en Francia e Inglaterra la mayoría fueron a la corona. En España y Portugal la Orden fue refundada bajo nuevos nombres.
El Papa pidió que las propiedades de los Templarios sean dadas a los Hospitalarios, pero aunque esto se hizo en Alemania, en Francia e Inglaterra la mayoría fueron a la corona. En España y Portugal la Orden fue refundada bajo nuevos nombres.
LOS CABALLEROS HOSPITALARIOS
También se reorganizaron para que se agruparan los caballeros de cada nacionalidad diferente, cada uno en su propia "Posada", y cada uno tenia una responsabilidad por una sección del pueblo y defender su parte de la muralla . Para finales del decimocuarto siglo ellos no eran una molestia, pero los musulmanes no estaban contentos tener semejante poder cristiano, fuerte y firmemente establecido en el mediterráneo oriental.
En 1435 Rodas fue atacado por el ejército del Sultán Baybars, pero después del sitio de un mes del pueblo, los caballeros salieron inesperadamente y los pusieron en retirada.
El poder del Imperio bizantino estaba derrotado ( más bien una propia meta por parte de los cruzados que habían saqueado Constantinopla en la Cuarta Cruzada en 1204, debilitando el imperio irrevocablemente ) y, cuando los Turcos tomaron Constantinopla finalmente en 1453, Los Hospitalarios en Rodas era el único fortín cristiano en el este. En 1480 un gran ejército de Turcos bajo Palaeologos Pasha desembarcó y trató de capturar el pueblo bombardeando las paredes a cañonazos.
Gracias a la dirección inspirada y la planificación cuidadosa del Gran Amo, D'Aubusson, este ataque también fue repulsado por los caballeros, aunque casi la mitad perdió sus vidas en la defensa de su ciudad. En 1522 fruto de un gran esfuerzo lograron entrar, con los inmensos ejércitos de Suleiman el Magnífico bajo el orden de su Gran Visir, Pir Mahomet Pasha. Después de seis meses de resistencia heroica los caballeros se rindieron y le fueron permitidos dejar la isla, después de haber ganado la admiración de sus enemigos y el mundo occidental.
El Emperador Carlos V que había sido conocido por su valor aunque incapaz para enviarles ayuda, donó su próxima casa en Malta. En 1565 ellos fueron atacados una vez más por las fuerzas de Suleiman el Magnífico, ahora un hombre viejo de setenta.
El poder del Imperio bizantino estaba derrotado ( más bien una propia meta por parte de los cruzados que habían saqueado Constantinopla en la Cuarta Cruzada en 1204, debilitando el imperio irrevocablemente ) y, cuando los Turcos tomaron Constantinopla finalmente en 1453, Los Hospitalarios en Rodas era el único fortín cristiano en el este. En 1480 un gran ejército de Turcos bajo Palaeologos Pasha desembarcó y trató de capturar el pueblo bombardeando las paredes a cañonazos.
Gracias a la dirección inspirada y la planificación cuidadosa del Gran Amo, D'Aubusson, este ataque también fue repulsado por los caballeros, aunque casi la mitad perdió sus vidas en la defensa de su ciudad. En 1522 fruto de un gran esfuerzo lograron entrar, con los inmensos ejércitos de Suleiman el Magnífico bajo el orden de su Gran Visir, Pir Mahomet Pasha. Después de seis meses de resistencia heroica los caballeros se rindieron y le fueron permitidos dejar la isla, después de haber ganado la admiración de sus enemigos y el mundo occidental.
El Emperador Carlos V que había sido conocido por su valor aunque incapaz para enviarles ayuda, donó su próxima casa en Malta. En 1565 ellos fueron atacados una vez más por las fuerzas de Suleiman el Magnífico, ahora un hombre viejo de setenta.
La historia de cómo los caballeros se resistieron al sitio de Malta, bajo la dirección de su Gran Amo, Jean del la Valette, es uno del más emocionante e inspirador de la epoca.
La fuerza diminuta, de quizás 700 caballeros y 1500 hombres, logro derrotar el poderío del Imperio turco gracias a la preparación meticulosa y el valor excelente.
LOS CABALLEROS TEUTÓNICOS
La Cruzada Norteña se lanzó en serio aproximadamente en 1230, aunque las campañas más pequeñas habían tenido lugar antes de esta fecha. El Caballero Teutón combinó sus fuerzas con las órdenes locales más pequeñas de los Hermanos de la Espada y el Orden de Dobrin que había estado luchando en Livonia (Ahora Letonia, Estonia, Lituania).
Las condicionesbajo las que ellos lucharon eran muy diferentes de la Tierra Santa, donde sus enemigos eran algo superior en civilización y por lo menos iguales en habilidad militar y tácticas.
En la oscuridad, bosques húmedos y pantanos de la Europa norteña ellos estaban deshuesándose contra los paganos salvajes que lucharon con persistencia inquebrantable y ferocidad contra los caballeros acorazados.
Los Prusianos y las tribus lituanas, eran al principio, resistentes a la Cristiandad; y la guerra se volvió cruenta de tal manera que no fue tomado ningun prisionero. Los caballeros eran menos numerosos, pero su tecnología era superior. El Prusiano se especializó en correrías y emboscadas pero no tenía la organización o el equipo necesario para sitiar los asentamientos fortificados del enemigo.
Después de los éxitos iniciales, se invitaron alemanes a pasar a Prusia y colonizarla; el Prusiano que había sido vencido se volvió su siervo. A lo largo del decimotercer siglo, cuando los Caballeros Teutónicos pensaban que la región había sido conquistada, grupos restantes de resistencia Prusiano atacarían por la noche, quemarían los nuevos pagos Cristianos y matarían a sus habitantes.
Los caballeros intentaron invadir al Cristianismo ortodoxo declarado en Rusia pero fueron derrotados decididamente por ejércitos rusos unidos bajo el Príncipe Alejandro Nevsky en una batalla en la superficie helada del Lago Peipus en 1242. El mismo año ocurrió un levantamiento mayor en Prusia que tomó treinta años para controlar. En el decimocuarto siglo ellos habían establecido un mando firme de Prusia y habían estado concentrando sus esfuerzos contra los lituanos, la ultima nación pagana en Europa.
A estas alturas el prestigio de la Orden era alto y se volvió una universidad del proto-ejército, donde los nobles jóvenes y los caballeros de todos los estados de Europa podían ganar experiencia de guerra real. En 1386 Gran Duque Jagiello de Lituania se convirtió a la Cristiandad, renombrado como Wladislaw II, cristianizo su pueblo, pero a pesar de esto, los caballeros lo vieron con sospecha.
En el futuro, las disputas de la frontera y sucesivas hostilidades entre Polonia y Prusia, llevaron a la guerra; Wladislaw organizo un enorme ejercito, incluyendo polacos, bohemios, húngaros, Checos, cosacos, y tártaros así como lituanos (cualquiera que tuviera rencor contra los caballeros o su estado de Prusia). Y en la Batalla de Tannenburg en 1410 los caballeros Teutónicos sufrieron una derrota terrible de la que nunca se pudieron recuperar totalmente, pierden su Gran Amo y cientos de sus mejores caballeros y hombres armados.
Desde aquel momento el poder de la Orden y el tamaño de sus dominios menguó. Casimir IV tomó la parte occidental de Prusia en 1466 y el Gran Amo se volvió su vasallo; se desunieron los territorios del Orden en Livonia y se volvieron un ducado secular en 1591. La Orden continuó existiendo en el sur de Alemania hasta que fue disuelta por Napoleón en 1809. Renació en Austria en el año 1834 y mantuvo su identidad a lo largo de todo el siglo XIX pero su actividad estuvo restringida a obras de caridad. En 1918 fue encabezada por un sacerdote y en el año 1929 se restauró por completo su disciplina religiosa. Con la excepción del periodo de la II Guerra Mundial, la Orden Teutónica se mantiene como una institución asistencial y caritativa desde 1929. Su cuartel general está en Viena, aunque posee casas en diversas zonas de Austria, Italia y Alemania.
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