sábado, 22 de enero de 2011

Henry Cartier Bresson... "Padre del fotorreportaje"


Henri Cartier-Bresson nació en 1908 en Chanteloup Francia. De niño ya se sentía atraído por la fotografía.
Realiza estudios de pintura y literatura en Cambridge, pero es en 1931 cuando se inicia como fotógrafo y pasó de ser un simple aspirante a pintor a ser uno de los grandes fotógrafos del siglo XX.

En 1932 adquiere su "maravillosa" Leica: el formato de 35 mm llega a  fascinarle. En aquellos momentos el tamaño de las cámaras y toda la parafernalia que rodeaba a la fotografía evitaba uno de los aspectos muy valorados por Henri, que no es otro que la oportunidad y la espontaneidad unido al anonimato del fotógrafo.
Incluso llega a recubrir de negro las partes niqueladas de su cámara para pasar inadvertido.

En la Segunda Guerra Mundial es hecho prisionero por los alemanes, consiguiendo escapar en 1943.
Participó en una película sobre la Guerra Civil Española.
Junto a Robert Capa es cofundador de la agencia Magnum Photos.


"Berlín"
Ver las fotos de Cartier-Bresson tiene un efecto doble. Por un lado, dan placer al ojo, y por el otro, nos recuerdan que la mayoría de nosotros nos pasamos la vida mirando sin ver. De que, a la vuelta de la esquina, en los lugares más inesperados, no podemos topar con patrones y geometrías que, si somos receptivos, pueden causarnos el mismo goce estético que nos causa una visita al museo.

Cartier-Bresson tenía una cualidad inefable –una suerte de olfato– que lo hizo tomar muchas fotografías donde el fondo prevalece sobre la forma. Esto es evidente en sus retratos. Los que hizo de Matisse, por ejemplo, son, a la vez que retratos, meditaciones sobre la vejez y la enfermedad. En el famoso de Faulkner se transparenta en la postura del autor la avasalladora determinación con que escribía sus novelas. Y en el de Alexander Calder uno casi puede escuchar su voz ronca y percibir su agudo sentido del humor. 
Nunca publicó un portfolio, pero sus libros son numerosos.

Tenía la idea de atrapar el "instante decisivo", versión traducida de sus "images à la sauvette", que vienen a significar con más precisión "imágenes a hurtadillas". Se trataba, pues, de poner la cabeza, el ojo y el corazón en el mismo momento en el que se desarrolla el clímax de una acción. Explicaba que de hacer el "clic" una milésima antes o después la fotografía ya no sería igual. Es de destacar el publicado en los años 50 titulado precisamente: "Images a la sauvette" que es un compendio del significado, técnica y utilidad de la fotografía.


Mostró una capacidad inusual para la observación, de ahí que saber sobre su obra signifique tanto como conocer una parte de la historia gráfica del siglo XX.

1 comentario:

  1. por qué "vomitado".
    vomitado está lo que escribo yo.
    lo tuyo es calmado, ordenado, pensado, auto-corregido,...

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