Me enseñó que puedo ser una pesimista y la más esperanzada al mismo tiempo, y que no hay paradoja en ello...
(Rojas, Argentina, 1911) Ernesto Sábato se doctoró en física en la Universidad de la Plata e inició la carrera de investigador científico en París, donde había ido becado para trabajar en el célebre Laboratorio Curie. Allí inició amistad con los escritores y pintores del movimiento surrealista, en especial con André Breton, quien alentó la vocación literaria de Sábato. En París comenzó a escribir su primera novela, La fuente muda, de la que sólo publicaría un fragmento en la revista Sur...
En 1945, de regreso en Argentina, comenzó a dictar clases en la Universidad Nacional de La Plata, pero se vio obligado a abandonar la enseñanza tras perder su cátedra a causa de unos artículos que escribió contra Perón. Aquel mismo año publicó su ensayo Uno y el Universo (1945), en el que criticaba el reduccionismo en el que desembocaba el enfoque científico. El ensayo prefiguraba buena parte de los rasgos fundamentales de su producción: brillantez expositiva, introspección, psicologismo y cierta grandilocuencia retórica.
Su carrera literaria estuvo influida desde el principio por el experimentalismo y por el alto contenido intelectual de sus obras, marcadas por una problemática de raíz existencialista. Así, El túnel (1948) ahonda en las contradicciones e imposibilidades del amor, mientras que Sobre héroes y tumbas (1962) presenta una estructura más compleja, en que los diversos niveles de la narración enlazan vivencias personales del autor y episodios de la historia argentina en una reflexión caracterizada por un creciente pesimismo. Ambas novelas tuvieron gran repercusión y situaron a Sábato entre los grandes novelistas latinoamericanos del siglo.
A partir de la década de 1970, más que un escritor, Sábato representó una conciencia moral que actuaba como un llamado de alerta frente a una época que él no dudó en calificar de "sombría". Esa identificación entre Sábato y la autoridad ética quedó muy reforzada por su labor como presidente de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), para la que fue designado en 1983 por el entonces presidente de la República, Raúl Alfonsín. Los años que dedicó a investigar "el infierno" de la represión durante el anterior gobierno militar, según sus propias palabras, no le dejaron aliento ni espacio para la literatura. La conclusiones de la comisión quedaron recogidas en el llamado Informe Sábato y en 1984 fue galardonado con el Premio Cervantes.
Les dejo una adaptación muy buena de la novela "el Túnel" que fue la primera novela de el que se cruzó en mi camino...
El túnel es un lúcido y despiadado buceo en los oscuros y solitarios laberintos
del alma humana donde se dan cita, en extraña confluencia, el oído, la
compasión y el desprecio. El narrador describe una historia de amor y muerte
en la que muestra la soledad del individuo contemporáneo. A Sabato le interesa reflexionar sobre la locura, comprender el motivo por el cual el protagonista
mata a la mujer que ama y que es su única vía de salvación. La obra tuvo una gran aceptación y sirvió para calificar a su autor como una inquietante y
original personalidad literaria. (Fuente: prólogo del libro El Túnel, Editorial Universitaria
de Buenos Aires, 1966)
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