miércoles, 20 de abril de 2011

Muerte de Rasputín...

Julio 19 de 1907. El corto verano ruso se extendía sobre las estepas y ciudades. Los hombres y mujeres poco acostumbrados al calor buscaban la paz del sueño como una evasión a sus problemas. Toda Rusia dormía con la tranquilidad del cansancio. Sin embargo, en dos lugares se velaba por distintos motivos... en el
Palacio Imperial y en un sencillo campamento de gitanos. La historia había de conectar aquellos dos lugares para siempre en la noche de verano.
Rasputín, el "Monje Loco" que causaba furor en Rusia por sus impresionantes curaciones psíquicas y sus orgías interminables estaba dedicado a una de ellas. Bailaba en el campamento de gitanos. Las luces de las antorchas se confundían con los gritos de los borrachos y los quejidos de las mujeres haciendo el amor. Todo este coro de lujuria, perversión, sexo y alcohol acompañado por la música de las guitarras y los tambores.
Rasputín se confundía con los bailarines en una danza infernal. Sus ojos hipnóticos brillaban con demoníaca luz. La incalculable resistencia física de Rasputín estaba en juego. Por cuatro días con sus noches había estado bebiendo y bailando sin cesar. Incluso sus más fervientes adeptos habían tenido que descansar, pero el Monje Loco seguía sin cesar... como si su materia carnal fuera un simple antifaz del espíritu poderoso que habitaba en él.  Cuando la fiesta estaba en su apogeo se oyeron los cascos de un caballo en la lejanía.
Los gitanos recibieron con un cerco al jinete. Molestar a Rasputín cuando estaba de lleno en una de sus orgías era muy peligroso.

Pero este caso era especial. Porque el mensajero venía del Palacio imperial. Y traía un mensaje personal del Zar Nicolás II, Padre de Todas las Rusias para el Monje Loco Rasputín. El altivo coronel del Ejército imperial demandó ver a Rasputín. Pero el circulo de acero se estrecho en torno a él. Los amenazadores
gitanos no deseaban que su líder fuera molestado.
El momento era tenso...Y entonces, abriéndose camino entre los hombres cetrinos y las armas desenvainadas apareció el Monje Loco.
Era un hombre de mediana estatura. Más bien de complexión delgada. Una poderosa fuerza contenida emanaba de sus pupilas azules. Su magnetismo personal era irresistible.
A pesar de su orgullo y sus perjuicios el oficial se vio obligado a bajar los ojos ante Rasputín y quitarse el sombrero.
-Su Majestad Nicolás 11 solicita su presencia inmediata en el Palacio Imperial... su hijo está muriéndose y necesita de usted -dijo el oficial.
Hubo un murmullo de asombro entre la multitud de gitanos. Los ojos de Rasputín brillaron febrilmente. Un destello de misticismo escapó de ellos mientras que caía de rodillas. Juntando las manos oró en alta voz por el niño. Todos los ojos estaban clavados en su sucio y grasiento pelo unido en un moño tras de la nuca. La línea que lo partía al medio y la cicatriz que le corría a lo largo de la frente.
Finalmente Rasputín elevó los ojos. -El Infante está salvado... Dios vela por él -musitó.
El oficial le ofreció su magnífica cabalgadura.
-El Zar le ruega que acuda en persona al Palacio -dijo con voz suave.
Rasputín sonrió.
-Tengo mi propio caballo -dijo.
Unos segundos más tarde se alejaban al galope tendido.
Todo había comenzado cuando el infante Alejandro se golpeó un brazo en la cuna. El niño padecía de la "enfermedad de los Nobles" o hemofilia. Un raro padecimiento de la sangre propio de los matrimonios entre primos cercanos. La sangre no coagula y el menor arañazo puede desencadenar una hemorragia progresiva que lleve a la muerte.
El golpe de la cuna había causado una pequeña hemorragia interna. Alejandro llevaba tres días y tres noches con fiebre alta. Los mejores médicos de la Corte habían agotado sus remedios infructuosamente.
El Zar, ignorando el murmullo de protesta de sus médicos personales se decidió como último recurso en llamar a Rasputín.
La fama del "Monje Loco" había llegado a palacio en boca de los nobles. Muchos de ellos hablaban abiertamente de los "milagros" de Rasputín. Sus curaciones de todo tipo entre la masa del pueblo y los nobles que acudían a él.
Cuando el Monje Loco llegó a palacio fue llevado directamente al cuarto del real enfermito.
Rasputín colocó su mano en la frente del niño y en sus ojos apareció aquella luz peculiar, aquel destello místico que anunciaba la curación de los enfermos mediante sus poderes psíquicos. Después cayó de rodillas ante la cuna. Juntó las manos orando en silencio Tras de Una media hora se levantó y colocó su mano en ¡a frente de la Emperatriz Alejandra.
-No temas pequeña madre... tu hijo ha sido salvado por Dios -musitó en una voz tranquila y segura.
No bien había terminado de hablar cuando el chiquillo, que dormía el sueno intranquilo de la fiebre se despertó llorando. -Sigue enfermo... -lloró la Emperatriz.
El Monje Loco señaló su frente. -Tócalo... ya no tiene fiebre, el infante llora por hambre.-Efectivamente, la fiebre había desaparecido y el niño lloraba fuertemente mientras que pedía comida.
El Zar Nicolás que contemplaba la escena en silencio, se retiró de la habitación con lágrimas en los ojos.
Aquella misma madrugada, en los primeros resplandores del amanecer escribiría lo siguiente en su diario... "Alejandro fue salvado de la muerte por la mano de Dios y las prédicas de este hombre santo."
Comenzaba la era de Rasputín en la Corte de Todas las Rusias. ¿De dónde vino este hombre misterioso.? ¿Cómo pudo llegar hasta el lecho del infante Alejandro...?
Grigori Rasputín, hijo de un simple cochero, nació en un remoto poblado de la Siberia llamado Prokosvkoe en el año 1871. Desde sus años más jóvenes dio muestras de una desesperada necesidad por la religión. Sus ojos azules ardían constantemente por la fiebre de los místicos mientras que visitaba convento tras convento ensalzándose en discusiones religiosas con los asombrados monjes que le oían.
Sin embargo, sus excesos religiosos se mezclaban a la par en su alma con los excesos pecaminosos. A la temprana edad de dieciséis años era considerado el terror del Distrito por los guardias.
Su poderoso magnetismo hacia que las mujeres de cualquier edad cayeran rendidas a sus pies por el amor. Mujeres, sexo, dinero y violencia se mezclaban por igual en una desordenada e incansable vida religiosa.
Rasputín lo mismo caía de rodillas rezando que daba con sus huesos en la cárcel por los pecados mundanales.
Tres años después contraía matrimonio con la que sería única esposa en su vida y a la cual la mantendría apartada de todo y todos. En la vida de este extraño hombre existe un punto claro. Jamás dejó de ser un amante y tierno marido v padre aún cuando mantuvo a su familia apartada de su vida completamente. Poco
después de su boda recibiría su primera visión celestial.
Estaba paseando en soledad por los alrededores de la villa cuando vió que los cielos se abrían y la imagen de la Virgen María le hacía señas hablándole.
''Jonias pude entender lo que predecía... pero estaba seguro de que había un mensaje de Dios para mí" diría años más tarde.
Esta aparición lo hizo pensar que estaba "predestinado por Dios" para una misión de importancia. Rasputín se declaró asimismo "buscador de la religión" y fue en peregrinación a la Tierra Santa.
Cuando volvió a la edad de 30 años era otro hombre. Había adquirido poderes magnéticos. Estaba mucho más estable en sus ideas religiosas. Sus ojos tenían la cualidad de curar a los enfermos y convertir a los descreídos. Rasputín clamaba que él podía "ver" en el interior de las personas. Encontrar enfermedades
físicas y mentales y curarlas al solo poder de su vista.
Rasputín pensaba que la suciedad era parte de Dios y que no debía ser eliminada del cuerpo.
Jamás en su vida se bañó o lavó. Su cuerpo despedía un olor rancio que lo identificaba inmediatamente. Este olor para Rasputín era el "estado de gracia" y así fue conocido en su vida. Comía con las manos, aduciendo que los cubiertos de mesa eran "pecaminosos y sacrílegos”.Sin embargo, lo cierto es que los milagros se repetían a la llegada de Rasputín. Casos desesperados para la ciencia eran curados al simple contacto de sus manos cubiertas de suciedad.
Los ciegos veían, los sordos oían los tullidos recobraban el movimiento de sus miembros. Las multitudes lo seguían como un nuevo Cristo. Se corrió en aquella época que Rasputín poseía el don de resucitar a los muertos. Y hasta hubo testigos de estas resucitaciones.
En el 1905 se sintió listo para la capital... San Petersburgo.
Llegado a la ciudad, dejó a su esposa y a su hija (nombrada Maria en honor a su visión de la Virgen) en un cómodo apartamento.
Rasputín se encontró como pez en el agua entre
místicos, escritores, filósofos, pintores, astrólogos, médiums, magos, etc... todo esto rodeado por los oficiales y los nobles...Poco tardó Rasputín en erigirse una verdadera corte de adoradores en su alrededor. Con la ayuda de hierbas medicinales y el toque de sus manos, los milagros se sucedieron sin cesar.
Por aquella época un espía de la capital escribía al Zar lo siguiente:
''Este hombre posee poderes celestiales o demoníacos. Lo cierto es que las multitudes se reúnen alrededor de su persona como si fuera Cristo.  Hace milagros, dice profecías y tiene dotes de taumaturgo."
Las condiciones estaban preparadas para la entrada de Rasputín en la Corte Imperial.
Durante los siguientes 18 meses Rasputín trabajó en sus curas milagrosas y perfeccionó su filosofía místico religiosa llamada "renacimiento y redención mediante el pecado."
Decía que "solamente rompiendo todo tipo de barreras morales y penetrando en el pecado podía lograrse la purificación total. Mientras más sucia estaba el alma más profunda seria la limpieza."
Su primer contacto con la Corte lo tuvo en la persona del Príncipe Félix Yussopov. El Príncipe se encontraba atravesando una profunda crisis depresivo emocional y los médicos de la Corte se veían imposibilitados de curarle. Rasputín le recibió en una audiencia especial y en privado. Colocó sus manos sucias sobre la frente del Príncipe y fijó sus ojos magnéticos en el mismo.
"Sentí que el alma se me escapaba en aquellos ojos. Me estaba robando la voluntad por completo. Una sensación de estar anestesiado me poseyó completamente. No podía mover un solo músculo. El calor de esta aura me penetró músculo por músculo y célula por célula... inmediatamente sentí que desaparecía la depresión. Mi mente estaba ligera y feliz" escribiría el Príncipe después de la cura.
Yussopov se hizo vocero parcial de Rasputín en la Corte. No se cansaba de pregonar sus milagros y la forma en que él había sido curado. Esto hizo que otro miembro de la nobleza le visitara. La Condesa Vera Shukovskaya. Sin embargo la experiencia de la Condesa fue mucho más cruda. Rasputín la hipnotizó con la
mirada y después la violó de una forma salvaje tras de desgarrarle las ropas.
La Emperatriz Alexandra fue la más ferviente adoradora de Rasputin tras de la salvación de su hijo. De allí en adelante se convirtió en una fanática de sus enseñanzas. Rasputin se trasladó a la Corte Imperial. Sus deseos eran órdenes. Se le reconocía el rango de Ministro aún cuando carecía de ninguna
denominación oficial. Sin embargo las cosas se ponían negras para el Zar.
Hubo una revolución política en la cual la base pobre logró que se fundara una especie de Congreso popular llamado Duma. El Zar estaba limitado en sus facultades por este Congreso, ya comenzaba la caída del régimen zarista.
Como si fuera poco, el país se vio envuelto en la Primera Guerra Mundial. El Zar, que no era hombre de armas, decidió tomar el mando de sus ejércitos como Supremo Jefe. Esto lo hizo más bien por escapar a la presión del populacho que día a día exigía mayores libertades mediante la Duma. Una vez que el Zar se
marchó a la Guerra, el poder imperial quedó en las manos de la Emperatriz... lo cual significaba prácticamente colocarlo en manos de Rasputín.
En la Corte hubo un movimiento de repulsa entre la nobleza que no podía aceptar el inigualado e ilimitado poder del "Anti Cristo" como habían dado por llamarle.
Fue entonces que se planeó el primer atentado contra su vida.
En Junio de 1914, mientras qué se encontraba de visita en su aldea natal, Rasputín sufrió su primer atentado contra su vida.
Una campesina que lo había visto nacer se acercó abriéndose paso entre la multitud. Ante los horrorizados ojos de sus seguidores la mujer extrajo un cuchillo de su vestido clavándoselo profundamente en el estómago. -He matado al Anti Cristo- gritó la mujer elevando las manos ensangrentadas.
A pesar de la horrible herida por la cual escapaba sangre a borbotones mezclada con los intestinos, Rasputín tomó un trozo de madera descargándolo sobre la mujer y dejándola inconsciente.
A pesar de los dolores y la agonía de semejante herida, Rasputín continuó en su gira por el resto del día con solo unos vendajes para contener la hemorragia.
Ya de vuelta a San Petersburgo se curó en pocos días. Esto sirvió para que su fama comenzara a cimentarse en una nueva faceta... el hombre que no podía morir.
Entonces más que nunca se habló de sus "pactos con el Demonio."
Su muerte se estaba planeando por miembros de la nobleza.
Entre ellos el Príncipe Yussopov (el mismo que él curara de la depresión meses antes.) Era de todos conocido el amor que Rasputín sentía por la esposa de Yussopov la princesa Irina. Basados en este hecho decidieron invitarlo a una fiesta en la casa del Príncipe.
La fecha escogida fue el 29 de Diciembre de 1916. Rasputín compareció en Palacio situado en las afueras de la ciudad con un solo propósito... seducir a la Princesa.
Era la medianoche exactamente cuando llegó al Palacio. Fue dirigido hacia un salón situado en los sótanos con la excusa de que "era el primer invitado en llegar."
En realidad no había más invitados. Allí Rasputín mató el tiempo de espera bebiendo vino y comiendo pasteles sin saber que en la bebida y comida había suficiente cianuro de potasio como para matar diez hombres casi instantáneamente.
Los complotados se frotaban las manos de gusto allá en otro salón y el Príncipe Yussopov bajó directamente con la convicción de que Rasputín había muerto.
Su asombro no tuvo límites cuando lo vio sano y salvo... y pidiendo más vino ya que "la garganta le ardía como el fuego." El Príncipe le sirvió y corrió escaleras arriba a informar de que "Rasputín era inmortal ya que el veneno no hacia efecto."
Hubo un momento de pánico entre los nobles. El Duque Purishkevich fue el primero en reaccionar.
-Ve y mátalo -dijo extendiéndole un revólver a Yussopov.
Este se vio obligado a complacer a sus compinches.
Por segunda vez bajó al salón inferior. -Me parece que quieres decirme algo-- dijo sardónicamente mientras que clavaba sus ojos en el Príncipe.
Este tembló de pies a cabeza. Mira hacia aquella pared Rasputín... dijo el Príncipe.
Rasputín, desvió la vista hacia el cuadro que le mostraban... mientras que Yussopov disparaba el revólver por su espalda clavándole tres balazos en el cuerpo. Rasputín cayó al suelo muerto aparentemente.
Los complotados se apresuraron a cantar victoria. Un médico fue llamado a toda prisa para que testificara la muerte del Monje Loco "Está climáticamente muerto" dijo el médico extendiendo el correspondiente certificado de defunción.
Los miembros de la nobleza, en cuanto el médico abandonó el palacio se dedicaron a la más espantosa orgía alcohólica en el salón junto al cadáver, Esperaron hasta las tres de la mañana, hora en que pensaban lanzar el cadáver al agua del río Neva.
¡Cuál no sería el espanto de los asesinos cuando Rasputín se levantó del piso completamente ensangrentado pero vivo! Todos se dieron a la fuga, solo Yussopov quedó paralizado por el pánico... mientras que Rasputín se llegaba hasta él arrancándole una hombrera del uniforme.
El Príncipe escapó escaleras arriba gritando mientras que Rasputín lo perseguía riendo y sangrando con las manos extendidas como garras.
El Príncipe cerró la puerta del salón, solo para que Rasputín la arrancara de sus goznes con la fuerza de un Demonio. Los otros nobles volvieron en ayuda de su compañero y lo balancearon de nuevo. Rasputín cayó al suelo y allí fue golpeado salvajemente en la cabeza por Purishkevich. No conformes con esto llamaron
a dos soldados que, con barras de hierro rompieron todos los huesos del presunto cadáver.
Después cargaron el sangrante y destrozado despojo llevándolo hacia el río para sepultarlo... ¡Sólo para descubrir que Rasputín aún respiraba!
"Este hombre no puede morir” susurró uno de ellos.
Solo la presencia de sus superiores logró controlar el pánico supersticioso.
Se abrió un hoyo en el hielo y allí fue sepultado el Monje Loco. Dicen los presentes que mientras descendía en las heladas aguas una carcajadas escalofriante se dejó oír.
Su cuerpo no fue descubierto hasta dos días después. Cuando se le encontró con un brazo fuera del hoyo y los dedos unidos formando un gesto de bendición.
Rasputín fue enterrado con todos los honores por la Emperatriz Alexandra que estaba inconsolable.
La mala suerte se abatió sobre la nobleza y la Casa Real tras de su muerte.
La revolución eliminó a la familia imperial en Octubre de 1917. Los nobles eran asesinados en masa. Los pocos que lograron escapar de Rusia solo confirmaron la predicción del Monje que no podía morir... la maldición que éste dejó caer sobre ellos...”Desaparecerá la nobleza en Rusia"

3 comentarios:

  1. Flor, no se si conoces esta cancion http://www.youtube.com/watch?v=o7rPKT36mK4 de los Boney M llamada Rasputin. Es horrorosa :-)

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  2. Rasputín es la persona que, si me diese la oportunidad, me gustaría haber conocido.

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  3. YO TUVE UN ENCUENTRO ASTRAL CON RASPUTIN..NO SOY UN LOCO....ES UN SER EXCEPCIONAL, UN ILUMINADO.
    SALUDOS

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